(InsurgentePress) Ciudad de México.- Acompañados por organizaciones de la sociedad civil, los senadores perredistas Armando Ríos Piter y Zoé Robledo anunciaron el impulso de una reforma para aumentar 100% el impuesto especial a los refrescos, para que el gravamen sea de dos pesos por litro, a fin de continuar la lucha contra su consumo, que genera problemas de salud.
En conferencia de prensa, los legisladores recordaron que, de acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), haber aplicado un peso de impuesto a los refrescos, desde 2014, permitió un decrecimiento de 4.2 litros en el consumo anual per cápita de estas bebidas. Además, la medida impactó en la reducción de al menos un cuarto de kilo de peso en cada mexicano.
Las organizaciones que acompañan la iniciativa de los perredistas son la Alianza por la Salud Alimentaria, la Coalición Contrapeso, Acción Educativa en Diabetes, Obesidad y Sobrepeso, AC, Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer, Anima Naturalis, Asociación Renal Venados, AC, Asociación Mexicana de Diabetes, Comité de Derechos Humanos Ajusco, El Poder del Consumidor, Fundación Interamericana del Corazón México, Fundación Mídete, así como Mamas Sanas, PIDES, Red contra el Cáncer y The Hunger Project México.
En la exposición de motivos de la iniciativa, los legisladores informan que, de acuerdo a estimaciones del INSP sobre los diferentes niveles de impuesto a los refrescos, un gravamen de 20% ayudaría a disminuir el consumo de estas bebidas entre 12% y 18%, aproximadamente, lo que potenciaría el impacto positivo en salud y en materia preventiva.
“Esta disminución en consumo ayudaría a prevenir entre 800 mil y mil 275 millones de casos de diabetes para 2030, lo que significaría un ahorro de entre 6.4 y 50.9 mil millones de pesos”, precisa.
Además, explica que el gasto en alimentos y bebidas como proporción del ingreso es mucho mayor en los hogares de menores recursos que en aquellos con mayores ingresos, por lo que el impuesto puede generar beneficios para estas familias.
“Dado que el consumo de bebidas azucaradas se asocia con diferentes enfermedades, el reducir su consumo tendrá un efecto positivo, al reducir el gasto de bolsillo en atención médica y salud de las familias de menores recursos”, indica.